09
DIC
2015

UNA “RARA AVIS”: MAURICIO FRANCK

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Franck es una pequeña población situada en el departamento Las Colonias de la provincia de Santa Fe, a 30 km de la ciudad de Santa Fe, capital de la provincia homónima. De acuerdo al último censo –realizado en 2010-, su población asciende a unos 6000 habitantes y sus principales actividades están vinculadas a las tareas rurales: cultivo de cereales y soja, cría de ganado.

Ahora bien, ¿Por qué tratar el tema de una pequeña localidad argentina, perdida en medio de la pampa húmeda, productora en la cuenca lechera – sojera – triguera? Por una razón simple y sencilla. Esa localidad fue fundada por Mauricio Franck, quien era un judío alemán, lo cual lo convierte en una “rara avis”, un caso extraño –por no decir único- entre los empresarios de colonización agraria.

Los judíos alemanes

Mauricio Franck fundó esta pequeña localidad el 3 de octubre de 1870. Según los registros y trabajos históricos publicados, Mauricio Franck nació en Nordstetten, en aquel entonces Reino de Württenbertg (actualmente es el estado de Baden-Württemberg, ubicado en el suroeste de Alemania, al este del río Rhin). Esto puede certificarse a través de la declaración que deja en 2 testamentos, donde señala qué hacer con su herencia. Aunque no se cuenta con la fecha exacta de su nacimiento, se presume que fue en el año 1823. La falta de exactitud es consecuencia de su origen judío askenazí; por ese motivo, no existen registros al estilo de los parroquiales cristianos que consignan la fecha de su nacimiento, ya que estas instituciones eran las encargadas de tal tarea, al igual que la de inscribir fallecimientos y casamientos.

La región de la cual es originario Franck comenzó a ser poblada por judíos hacia comienzos del s. XVII como consecuencia de la Guerra de los Treinta Años. Si bien la localidad creció muy lentamente –en realidad era solo un caserío- hacia 1840 había alcanzado una comunidad judía de unos 400 integrantes, la que pudo sostener sinagoga y escuela propias hasta 1901, siendo la mas antigua de aquella región (esta información figura en un folleto turístico de la localidad que data de 1985).

La situación de los judíos de la zona no era diferente a la del resto del Reich por esos días. Según el rabino de ese distrito, el Dr. Michael Silberstein, en una descripción editada en 1875, junto a algunos (pocos) judíos ricos, había una buena cantidad de “pobres diablos”, lo que se confirma con la creación de una asociación para socorrer a los judíos pobres. Dice Silberstein en la “Descripción histórico – topográfica del rabinato del distrito de Mühringen”, fechada en 1875, que “en la campaña, los israelitas se ocupan principalmente del comercio de ganado, cueros y telas, que efectúan en forma ambulante. Aparte los hay con negocios establecidos, posaderos y artesanos, pero solo en cantidades reducidas”. La existencia de un cementerio judío en la región certifica una importante presencia comunitaria, no solo en esa aldea, sino también en otras aledañas.

En 1822 se crea la primera y mas antigua escuela judía, lograda por la iniciativa del presidente de la comunidad lugareña, Barnass Rothschild, quien estimó la conveniencia de educar a los niños en espíritu alemán, sin por eso abandonar su fe judaica; según consignan las crónicas “…no descansó hasta que los niños tuvieran la misma enseñanza que los de las escuelas cristianas…”, pero introdujo también las clases sabáticas con el fin de enseñar a esos mismos niños los fundamentos de la religión y costumbres hebreas. Este hecho es una muestra fiel del “clima de época”, del espíritu reinante en una parte importante de la sociedad como reflejo de un romanticismo creciente: ser alemanes de fe mosaica.

El 3 de diciembre de 1861 los judíos del ducado de Württemberg –al igual que otros de la Confederación Germánica- recibieron los derechos de ciudadanía, como parte de un proceso gradual de emancipación judía, un camino iniciado en el siglo XVIII, que se desarrolló durante todo el siglo XIX hasta llegar a la Constitución de Weimar en 1918.

La familia Franck

Los integrantes de la familia Franck que habitaban esa pequeña aldea de Nordstetten habían sido originarios de Bohemia (región que hoy forma parte de la República Checa), de donde fueron expulsados por la emperatriz María Teresa de Austria en 1744. De allí pasaron a Alemania y fueron autorizados por el margrave de Baden para radicarse en Karlsruhe, ciudad ubicada en el suroeste de Alemania, en el estado de Wurtemberg. Un tal Samuel Franck, quizá abuelo de Mauricio Franck, perteneciente a esa comunidad, violinista de vida andariega, por azar de la vida recaló en Nordstetten, y allí se instaló.

Hacia mediados del siglo XIX, muchos cristianos y judíos de Nordstetten emprendieron el camino de la emigración en busca de mejores horizontes a causa de la pobreza y las crisis que atravesaban Europa, en especial aquellas regiones campesinas donde la subdivisión de la tierra hacia los herederos creaba infinidad de minifundios absolutamente improductivos. La gran mayoría de ellos se dirigió a América, tanto del norte como del sur, camino que también emprendió Mauricio Franck.

Este, en primera instancia, emprendió viaje hacia Norteamérica atraído por la fiebre del oro que se desató en California por 1848 y que provocó un éxodo masivo de todas partes del mundo. Franck residió en California entre fines de la década del 40 y principios del 60, ya que su llegada a Santa Fe puede documentarse fehacientemente a partir de 1864. Estando en California se casó con la chilena María del Carmen Arias, hija de chilenos radicados en California, interesados también por la actividad aurífera.

En Santa Fe

No son claras las causas que llevaron a Franck a instalarse a Santa Fe; puede ser que, habiendo conocido las campañas que se realizaban a favor de la colonización agrícola, y respondiendo a su carácter emprendedor, haya tentado suerte con este tipo de actividad. Tampoco se conoce si había hecho fortuna o quizá mejoró y consolidó su situación económica en California, pero, es evidente que no arribó a esta ciudad con las manos vacías, ya que pronto inició una serie de actividades relativas a los negocios inmobiliarios y a la colonización agrícola. Según documentación testimonial, en 1864 – 1867 había efectuado transacciones en Santa Fe

La colonización

Entre 1853 y 1900 en la provincia de Santa Fe hubo 4 sistemas de colonización: a) las colonias fundadas por el Estado; b) las colonias oficiales (empresarios particulares bajo control del Estado); c) colonias privadas (empresarios que compraban tierras y las vendía a colonos); d) colonias particulares.

Nuestro Mauricio Franck  realizó varios intentos iniciales de acuerdo al sistema de “colonias oficiales”, pero por diversos motivos, no llegó a buen puerto. Finalmente logró su cometido y pudo fundar, bajo el sistema privado, la colonia a la que llamó “Franck”. Este fue resultado de un convenio entre él y la empresa de tierras heredera de Ricardo Foster sobre un terreno de 3 leguas cuadradas próximo a Santa Fe que fue subdividido en lotes de 33 hectáreas, superficie que para la época era rentable (cosa que hoy no lo sería).

El inicio de la Colonia ocurrió con el parcelar las tierras adquiridas por Franck, que cedió en concesión (venta) a los colonos, inmigrantes franceses, suizo-alemanes e italianos llegados a Santa Fe por vía fluvial en 1870. Si bien se especula que la fundación fue a fines de setiembre de 1870, no existe registro alguno de la fecha de fundación exacta; solo se estima que la Colonia comenzó como tal cuando llegaron los primeros colonos en octubre de 1870.

La población primitiva se componía de 162 habitantes: 105 italianos, 35 suizos y 22 franceses; en materia de religión había 127 católicos y 35 protestantes. La Colonia carecía de autoridades políticas, escuela y templo y dependía del Juez de Paz residente en la localidad de San Carlos (fundada en 1857),

Como solía suceder, los primeros años de vida de la Colonia fueron muy difíciles y de grandes sacrificios. Los colonos se dedicaban con precarias herramientas principalmente al desmonte y cultivo de los campos para la siembra exclusiva de trigo y maíz, como así también a la explotación ganadera, la plantación de árboles frutales y de leña, etc.

Otras iniciativas

Luego de fundada esa colonia, Franck realizó otros emprendimientos colonizadores: Gessler, Colonia Nueva (La Nueva o Bismarck) y Colonia Rivadavia, las que también crecieron aunque no en la medida de la primera.

Falleció con 56 años, el 29 de abril de 1879, según el certificado expedido por el sacerdote de la parroquia del Pilar. Allí consta que la causa de su muerte fue un aneurisma, que no recibió los sacramentos del rito católico y que fue sepultado en el cementerio de La Recoleta en Buenos Aires, donde residía desde 1874. Si bien no tenía gran fortuna, en el libro de actas de Nordstetten se lee que “…el israelita Moritz Franck, fallecido en Buenos Aires, América del Sud, natural de Nordstetten, ha legado en su testamento 2.000 francos a los pobres de su localidad natal, la suma debe distribuirse entre ellos sin distinción de credo religioso…”, siendo los beneficiarios 56 personas. Dicho trámite fue muy rápido, y en setiembre de 1879 pudo hacerse efectivo dicho legado.

La actualidad

Hoy Franck es una pequeña pero pujante comuna. Entre las principales realizaciones locales se encuentra la Asociación Unión Tamberos (AUT), fundada en 1925 por 29 productores lecheros de la zona que, que guiados por el espíritu cooperativo, decidieron agruparse para defender el fruto de su trabajo. En 1926, inauguró la primera cremería. Rápidamente fueron sucediéndose otras dentro del departamento Las Colonias, y en marzo de 1936 nació la marca comercial: Milkaut.

Desde entonces está ubicada entre las primeras empresas lacteas argentinas y hoy pertenece al grupo francés “Groupe Soparind Bongrain”, líder mundial en el rubro agroalimentario con presencia en más de 124 países.

Tomamos este caso como uno único, ya que si bien hubo empresarios de colonización judíos en la Argentina (el Barón de Hirsch con su célebre Jewish Colonization Association –JCA-), Franck fue una caso excepcional que actuó de manera similar a los demas empresarios de tierras que vieron en esta modalidad de colonización –típicamente capitalista-, la posibilidad de enriquecerse con riesgos relativos. A diferencia de Hirsch, a Franck no lo movieron sentimientos filantrópicos, sino solamente el afán de la obtención de cierto lucro mas o menos rápido y seguro.