27
FEB
2012

Nuestra bandera

Una vieja copla española anónima, probablemente de la época de pos-guerra civil española 1936-1939, decía así: “Dicen que la Patria es / un fusil y una bandera / la Patria son mis hermanos / que están labrando la tierra”. Es una síntesis casi perfecta: está presentada la dualidad entre la ideología fascista del franquismo –por un lado-, y por otra, una verdadera concepción patriótica y popular de lo que es la Patria.

Sin embargo, hoy 27 de febrero de 2012, con motivo de conmemorase 200 años del izamiento de nuestra bandera celeste y blanca, conviene hacer alguna digresión. En ese lejano 1812 era necesario tener símbolos propios como manera concreta de diferenciar un proyecto –el emancipador, el que defendía Manuel Belgrano, el nuestro- del otro –el realista- que significaba opresión y yugo colonial. Y la bandera, posterior a la escarapela que permitía identificar a los soldados en el combate, fue uno de ellos.

Lejos de cualquier nacionalismo barato, de cualquier patrioterismo inútil y chabacano, de cualquier concepción militarista –cosa que intentaron e intentan imponer los grupos dominantes- reivindicamos aquel hecho con su significación presente y futura.

Amamos nuestra bandera porque representa justamente eso: un programa emancipador y liberador, en el que están implícitos la paz, la justicia, la dignidad, la soberanía, la democracia. Aquel sentido que le dio Manuel Belgrano es el que tomamos para el presente y para el futuro.

El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) suma su voluntad de transformación de nuestra sociedad en esta celebración, con la convicción de que es momento de profundizar lo alcanzado, desmantelando todas las rémoras del pasado lejano y reciente que signifiquen trabas para el desarrollo nacional y el bienestar popular. Así honraremos genuinamente a la bandera y a quienes tuvieron el coraje de levantarla en aquellas difíciles circunstancias históricas.

 

Sr. Marcelo Horestein | Secretario
Prof. Daniel Silber | Presidente

 

 

 

10
FEB
2012

Baltasar Garzón y nosotros

El  juez español Baltasar Garzón acaba de ser condenado a once años de inhabilitación profesional.  Fue juzgado en tres causas diferentes; una de ellas es haber investigado los atroces crímenes perpetrados durante el franquismo y por defender la memoria de las víctimas de esa dictadura. Otra es haber ordenado escuchas presuntamente ilegales de una serie de empresarios, integrantes de un entramado de cohechos y sobornos que desde 2009 incluía a altas responsabilidades del Partido Popular (PP), el mismo que ahora gobierna España (“caso Gürtel”). Organizaciones sociales, políticas, de derechos humanos, estudiantiles y sindicales de ese país han dicho que es “un día triste para la Justicia y para la democracia” y que «muchos vamos a tener muchas dificultades en explicar a nuestros hijos que los buenos han sido condenados y los malos no se han sentado en el banquillo».

 

Baltasar Garzón es el magistrado que alcanzó gran notoriedad internacional por perseguir a los represores de las dictaduras de Argentina y Chile; entre otras causas fue quien decidió querer juzgar al dictador chileno Pinochet -gozaba de su libertad en Inglaterra entre octubre de 1998 y marzo de 2000- e  investigó la apropiación de menores en nuestro país.

 

En 1999,  José Schulman, socio de la Asociación Cultural Israelita Argentina I. L. Peretz de Santa Fe al momento de ser detenido / secuestrado en 1976, brindó su testimonio ante la Audiencia Nacional de Madrid, Juzgado de Instrucción Nº 5, sumario 19/97, presidida por el Dr. Baltasar Garzón.

 

Según esa deposición “… El Juez Baltasar Garzón abandonó su actitud impasible, se revolvió en el asiento y pidió que repitiera lo último que había dicho. Yo volví a explicar que luego de torturarme, en el mismo edificio y casi seguro que en la oficina de al lado de la sala de torturas, un funcionario judicial llamado Víctor Brusa me había amenazado con que me volverían a interrogar los mismos muchachos de la noche anterior. Y que quería hacerme firmar un papel que él traía escrito. La miró a la gallega Susana, una argentina exiliada en Madrid desde la dictadura que ahora era una de las abogadas de la Acusación Popular y le preguntó si iba a pedir el inmediato procesamiento del Juez. Susana se sorprendió -era la primera vez en todo el juicio que el mismo Garzón insinuaba un pedido de este tipo- pero enseguida reaccionó, pidió la palabra y solicitó formalmente el procesamiento de Brusa, de Facino, del Curro Ramos y de todos los de la banda…»  (La responsabilidad de Brusa; Los laberintos de la memoria, por José Ernesto Schulman; http://www.desaparecidos.org/nuncamas/web/investig/schulman/laberint32.htm). El hecho denunciado ante el juez español Baltasar Garzón, sirvió para que este procesara al magistrado santafesino por su participación en la represión ilegal, el que hoy purga una sentencia de cárcel además de haber sido destituido en sus funciones.

Sorprende la rapidez con la que el Tribunal Supremo de España dictó esta sentencia, antes incluso que haya terminado la instrucción del sumario del “caso Gürtel”. En realidad se ha querido que el juez fuera condenado antes de que se conozca la sentencia sobre las víctimas del franquismo. Es casi un linchamiento y un escándalo; ya hay quienes han anticipado que denunciaran la injusticia y lo monstruoso de la sentencia ante la Comisión de Justicia en el Congreso español.

 

Sectores independentistas critican a Garzón por haber hostigado, perseguido y permitido maltratos a independentistas catalanes en 1992, hechos por los que tiempo después el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó al Estado español, pero también señalan que la Justicia española sí ha intervenido cuando Garzón investigó las denuncias de los familiares de las víctimas del franquismo o el ‘caso Gürtel’, lamentando que el primer condenado de dicho caso sea un juez, que seguramente puede sufrir reproches en algunas materias, pero no particularmente por éstas en que se lo juzga y condena.

 

Y como suele suceder, muchos acontecimientos, sobre todo aquellos que tienen que ver con la vigencia de los derechos humanos, se acercan. Así como los jueces españoles condenan a Garzón, hoy jueces argentinos tienen piedad con Brusa y otros cómplices de la patota que él integraba, otorgándole una serie de beneficios impensados, como salidas transitorias los fines de semana o para las fiestas de fin de año.

 

Evidentemente los aparatos judiciales mantienen aun muchas rémoras de épocas pasadas, y si bien se dan pasos en el sentido del juzgamiento a los genocidas –como sucedió con algunos criminales de guerra nazi-fascistas de la IIa. Guerra Mundial, como ocurre en Argentina y tiende a producirse en otros países del mundo-, es largo y complejo el camino que aun nos resta transitar para que corporaciones de ese tipo se democraticen y dejen de proteger a los poderosos.

 

Si bien muchos genocidas y responsables de crímenes de esas características mueren en sus camas y hogares con la tranquilidad al amparo de esos mantos, no solo son condenados social e históricamente, sino que a muchos de ellos les toca el escarnio de sentarse en el banquillo de los acusados, oportunidad que no dieron a quienes ordenaron asesinar o asesinaron directamente.

 

Una vieja consigna cantada por el movimiento de derechos humanos –que conserva una vital actualidad- reza: “Como a los nazis les va a pasar / adonde vayan los iremos a buscar”. No solo serán los pueblos; también lo harán los jueces.

 

El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) reitera expresamente su solidaridad con el Juez Baltasar Garzón, impugna las medidas tomadas por los tribunales españoles en su contra, manifiesta su voluntad de trabajar por un servicio de justicia democrático e independiente, con jueces y funcionarios probos en todo el mundo, señalando que los crímenes de lesa humanidad no prescriben ni aquí ni en ningún lugar del planeta.

 

Sr. Marcelo Horestein | Secretario
Prof. Daniel Silber | Presidente

 

 

02
FEB
2012

El ICUF y la megaminería

El avance de las empresas extranjeras en las actividades mineras en el territorio nacional es una realidad. Barrick, Osisko y otras son nombres que empiezan a retumbar en nuestros oídos y en nuestras conciencias. La megaminería a cielo abierto –actividad por demás contaminante- recibe a diario expresiones de profundo rechazo por parte de toda la sociedad civil.

En estos días vivimos una experiencia sin par. A pesar de las presiones, de los intentos de atemorizar, chantajear y cooptar, los riojanos expresaron la defensa de los recursos naturales y el derecho a un ambiente sano. Y detuvieron el proyecto que los apremiaba.

Debemos evitar que se contaminen nuestras tierras y nuestra agua; es preciso detener el saqueo de nuestros recursos naturales. Urge defender la soberanía sobre nuestro territorio y los recursos que se encuentran en ella.

Nuestras riquezas naturales, hoy incalculables, y nuestro ambiente están en peligro ante la instalación de empresas como la canadiense Osisko Mining Co que, sin «licencia social», pretende extraer oro con métodos contaminantes. Esta actividad se opone al derecho a trabajar de los pequeños productores, poniendo en peligro el agua de riego necesaria para la producción agrícola y ganadera, principales actividades económicas de la provincia. Es además perjudicial para la actividad turística, que importa una gran relevancia en la zona del Nevado del Famatina.

La explotación a cielo abierto que se plantea en La Rioja no es la más polémica ni la única del país: el yacimiento más grande de este tipo está en San Juan, donde opera el proyecto Pascua Lama, de Barrick Gold, que también involucra a Chile.

Sin embargo, seis provincias prohíben la minería a cielo abierto: Córdoba, Chubut, La Pampa, Mendoza, San Luis y Tucumán. La provincia patagónica de Río Negro también vedaba esta actividad pero en diciembre pasado derogó esa prohibición, señal de que esta actividad seguirá prosperando.

Existe la necesidad de derogar las normas que legislan en materia minera y de promulgar una nueva normativa, que defienda soberanamente los recursos naturales.

Son indispensables las acciones colectivas que expresan el rechazo ciudadano y popular a la megaminería y a otras actividades contaminantes y depredatorias.

Según la BBC Mundo, un estudio de la FAO señala la existencia en América Latina de un fenómeno de concentración y extranjerización de tierras, el que además reveló anomalías en la tenencia de tierras en 17 países de América Latina y el Caribe.

Las alarmas se han vuelto a disparar, al mostrar que élites nacionales e inversionistas extranjeros prosiguen adquiriendo grandes extensiones de suelos fértiles, pero no precisamente para fomentar la agricultura que favorezca la seguridad alimentaria, de la que está tan urgida la inmensa mayoría pobre y desnutrida de la humanidad.

Basta señalar de acuerdo con datos revelados que el foco de esa fiebre de compras de terrenos, que alcanzan hasta 71 millones de hectáreas se dirige hacia la minería, turismo, industria, agricultura sin agricultores, bosques madereros para talar después y biocombustibles destinados a satisfacer el consumo insaciable de automovilistas de los países ricos.

El ICUF asume una postura clara y definida, tal como lo hicimos cuando de planteó el tema de las pasteras sobre el río Uruguay:

  • Sí a la vida
  • Sí a una gestión democrática con los recursos naturales
  • Sí a la sustentabilidad del medio

 

Sr. Marcelo Horestein | Secretario
Prof. Daniel Silber | Presidente