Buenos Aires, 16 de Mayo de 2018
Ya son 2 los casos publicitados de docentes que, desde distintos ángulos, hacen apología del nazismo, promueven el antisemitismo e impulsan criterios y conceptos discriminatorios y racistas.
Por otra parte, un periodista reflota públicamente la existencia de un “Plan Andinia”, siniestra elaboración de un connotado antisemita de los años ´60.
Al mismo tiempo, ese tipo de paradigmas se expresan de otras formas, como lo son materiales publicitados por la AFA a través de un cuadernillo relativo al Mundial de Futbol.
Todo esto sin mencionar declaraciones negacionistas de diversos funcionarios y la habilitación plena a partidos políticos que sostienen tales postulados.
¿Un clima de época es el que permite estas atrocidades?
Todo ello es altamente alarmante, ya que los receptores son niños y jóvenes a los cuales se les trata de inculcar nociones antidemocráticas y de intolerancia hacia el diferente, además de propagandizar ideologías vinculadas al odio, al horror, a la muerte, cuando el rol de la educación debe ser diametralmente opuesto, o sea el de formar ciudadanos consustanciados con las ideas de respeto a la pluralidad en su sentido mas amplio, atención a la diversidad, comprensión hacia los distintos.
El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) recuerda la vigencia de una legislación antidiscriminatoria, y en particular de la Ley Antidiscriminatoria Nº 23.592, que es artículo 3 dice “Serán reprimidos con prisión de un mes a tres años los que participaren en una organización o realizaren propaganda basados en ideas o teorías de superioridad de una raza o de un grupo de personas de determinada religión, origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la discriminación racial o religiosa en cualquier forma”.
En esa orientación entendemos que se debe aplicar la misma a través de los organismos competentes y que la cosa no quede en una simple amonestación o llamado de atención.
Sostenemos la libertad de expresión, pero ella debe tener sus límites. Y ese límite son el nazismo, el negacionismo de los genocidios, el fomento de ideas contrarias al humanismo, la difusión de sistemas de pensamiento que auspicien la violencia, las fobias, las atrocidades, las masacres, o la apología de doctrinas que elogien el crimen, exalten a su autor, nieguen, banalicen o justifiquen hechos de violencia racista, xenófoba, homófona u otros referentes al origen étnico, nacional, la ideología, religión, creencias, elección sexual, condición social de las personas y otras, y/o pretendan la rehabilitación o constitución de regimenes o instituciones que amparen practicas generadoras del delito de genocidio.
Aquí es aplicable ese famoso texto atribuido a Bertold Brecht y popularizado por Cipe Lincosvsky (Primero se llevaron a los comunistas, pero a mí no me importó porque yo no lo era … ahora me llevan a mí, pero ya es demasiado tarde), por lo que señalamos que la preocupación no debería ser solo de la colectividad judía, sino de la sociedad toda, en tanto lo que se agravia es la dignidad y la condición humana y el peligro es para todos.
La vida, la libertad, y la búsqueda de la felicidad son derechos inalienables consagrados en constituciones, leyes y tratados que no son más que meras declaraciones de intención si no nos comprometemos a defenderlos y ejercerlos a diario, reconociéndolos también para nuestro prójimo, sea cual sea su origen étnico y social, creencia, ideología, religión, nacionalidad o condición sexual
Daniel Silber Vicepresidente
Isaac Rapaport Secretario General
