21
AGO
2015

LOS PIONEROS

El vapor Wesser zarpó en julio de 1889 desde el puerto de Bremen (el puerto mas importante del Imperio alemán) con rumbo a Buenos Aires; en su tercera clase llevaba un grupo de 138 familias conducidas por el rabino Aarón Goldman (unas ochocientas personas, entre adultos y niños de migrantes judíos rusos), quienes serían fundadoras de una colonia agrícola que se llamaría Moisés Ville.

Su proa tenía los colores de la bandera del Kaiser: negra, roja, blanca; el viaje fue bueno y las condiciones generales de navegabilidad resultaron óptimas. La nave tenía experiencia en atravesar el Atlántico, ya que solía unir Europa con América varias veces al año. Botado inicialmente en 1867, medida casi una cuadra de largo; como no era de la última generación en tecnología naval contaba con dos mástiles para velas, una chimenea y desarrollaba una velocidad de 11 nudos.

Si el Wesser es emblemático por haber sido el primero, posteriormente llegaron los vapores Lissabón, Tijuca, Pampa y muchos mas. En todos, la carga principal eran esos pasajeros que venían en las bodegas -los inmigrantes judíos- que buscaban en esta tierra desconocida para ellos un futuro de dignidad, de esperanza.

En esos primeros centenares que, entre asustados e ilusionados, arribaron al puerto de Buenos Aires, están las raíces profundas de la colectividad judía argentina. Si bien ya existían algunos judíos, no estaban nucleados ni organizados. Año tras año fueron llegando centenares y centenares. A partir del arribo masivo de estos inmigrantes es que comienza a conformarse orgánicamente nuestra comunidad.

Muchos fueron al campo y dieron vida intensa a las colonias agrícolas –algunas de Jewish Colonization Association, otras independientes-, donde roturaron las tierras vírgenes, abrieron caminos y aguadas, introdujeron mejoras en la producción; otros tantos se quedaron en las ciudades y crearon clubes, teatros, sindicatos, instituciones de beneficencia. Militaron en partidos políticos; fundaron escuelas, bibliotecas, diarios, cooperativas, editoriales, hospitales. Hicieron Patria.

La existencia de una colectividad judía integrada a la sociedad argentina fue y es parte del proyecto de construir una Nación libre, equitativa, soberana, justa.

Pasaron 126 años de aquel punto de partida.

El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) saluda a aquellos pioneros, haciéndose cargo de la responsabilidad de sumar sus esfuerzos para hacer realidad esos sueños de redención y justicia que atraviesa todo el cuerpo social argentino.

Junto a los descendientes de otras inmigraciones, de los pueblos originarios, de los criollos, de los nativos, multiplicamos nuestra decisión indeclinable de hacer de nuestra Argentina, un país democrático, incluyente, solidario, donde todos sus habitantes puedan gozar plenamente de sus derechos en tanto ciudadanos plenos.

Sr. Marcelo Horestein | Secretario
Prof. Daniel Silber | Presidente

16
AGO
2015

DÍA DEL NIÑO

En el Día del Niño, reproducimos este breve texto del intelectual comunista italiano Giani Rodari y recomendamos la lectura de los otros dos -de escritoras argentinas- que estan mas abajo. 
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—¿Cuánto pesa una lágrima?
—Depende: la de un niño caprichoso pesa menos que el viento, pero la de un niño hambriento más que toda la tierra.
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  • La infancia y los responsables, por Graciela Montes
 
  • El derecho a ser feliz
 
 

Graciela Montes

10
AGO
2015

UN ACONTECIMIENTO HISTORICO DOLOROSO

En agosto de 1952 sucedió un hecho lamentable y desgraciado para la cultura universal y la judía en particular, así como también para el movimiento progresista del mundo: en la URSS fueron fusilados una serie de intelectuales (escritores, periodistas, poetas, dramaturgos) judíos, acusados falsamente de ser simpatizantes del sionismo y bajo la máscara de juicios pergeñados a priori.

Esto aconteció el clima social, político y cultural de la Guerra Fría y en momentos en que el recientemente creado Estado de Israel –nacido bajo la propuesta soviética y bajo el auspicio de la ONU-, se encolumnaba detrás de las potencias occidentales, y en particular de EEUU.

Para nada es justificable aquel hecho reprobable. Fue un acontecimiento que aun nos duele, tanto que una de nuestras Instituciones llevaba el nombre  de uno de ellos (David Berguelson) a manera de reconocimiento. Intelectuales de la talla de Itzik Fefer, Peretz Markish o David Berguelson recién fueron rehabilitados y sus obras re-editadas luego de 1955.

En homenaje a ellos, reproducimos la intervención de Itzik Fefer (Nueva York, 1943) en la apertura del Congreso del Comité Judío Antifascista de Nueva York, en el que también participaron  James Rosenberg (director del “Joint”), Stephen Wise (dirigente sionista y presidente del Congreso judío Americano) y Naum Goldman (presidente del Congreso Judío Mundial)

“…en nuestro tiempo, en el siglo de la aviación, las distancias se acortan y un rascacielos de Nueva York puede estar mas a mano de las bombas hitleristas que una isbá en los Urales. Las víctimas inocentes no perdonarán jamás la indiferencia o la falta de decisión en este horrible momento de la historia judía. Y nosotros, los que estamos vivos, no debemos perdonar ni una sola lágrima derramada, ni un solo cabello encanecido, y debemos jurar ante nuestros antepasados, ante nuestro pueblo, ante las generaciones futuras: nosotros vengaremos a nuestros hermanos y hermanas, nosotros mostraremos al mundo no solo nuestras víctimas sino, sobre todo, nuestros héroes, caídos en las amargas batallas contra el fascismo…”

COOPERATIVA LUCIENVILLE

El 12 de agosto de 1900 se crea la Sociedad Agrícola Israelita en la colonia Lucienville (Basavilbaso – E. Ríos), la primera cooperativa agrícola del país, cuando se reunió un grupo de 15 colonos de la aldea Novibuco I de la colonia Lucienville junto al maestro de la escuela y al administrador de la Jewish Colonization Asociation (J.C.A.). Siguiendo su ejemplo, luego surgirían otras mas en las diversas colonias judías de todo el país, dando vida a un poderoso movimiento social, económico y cultural que fue un puntal indispensable en la vida cotidiana de los colonos y gente de campo.

Por su funcionamiento democrático y su visión de progreso y futuro, signaron toda la vida de la colonia y pueblos circundantes; bajo el ideario de adhesión libre y voluntaria, gestión democrática por parte de los asociados, participación económica de los socios, autonomía e independencia, educación, formación e información, la Cooperativa se ocupó no solo de las cuestiones directamente vinculadas a la actividad agrícola (acopio de semilla, industrialización y comercialización, asesoramiento, información), sino que no dejó de lado las obras de carácter social para cubrir distintas necesidades de sus asociados, tratando de satisfacer demandas respecto a educación, salud y vivienda. Allí se reunían para diseñar estrategias contra las plagas, las adversidades climáticas, la compra de semillas y los compromisos con la empresa colonizadora, la JCA.

Fue la primera cooperativa agrícola de Sudamérica y una de las pocas que sigue en funcionamiento. Si bien el origen de esta institución respondió a las necesidades de los colonos judíos, con el devenir del tiempo, se fueron integrando todos aquellos productores agropecuarios que se identificaban con el proyecto cooperativista, sin tener en cuenta el componente étnico, religioso o de cualquier tipo, como atañe a este tipo de instituciones, privilegiando valores tales como la ayuda mutua, autorresponsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad.