22
FEB
2021

Susana Zacutinsky presente, ahora y siempre…, por el Equipo CeDoB

Susana Zacutinsky

Susana Zacutinsky

Cerrando la edición de este boletín dedicado a las mujeres, nos llegó una noticia que aún no podemos asimilar: se nos fue esta querida compañera del “I. L. Peretz” de Lanús el sábado 20 de febrero. Muchos la conocimos, disfrutamos de su amistad, la quisimos tanto.

Susy nació el 27 de julio de 1966 en Buenos Aires. Sus padres, Israel y Raquel Malaj, fueron activistas nodales de esta querida Institución. De niña fue al kinder club, luego maestra, directora, vicepresidenta de la comisión directiva y representante del movimiento feminista del ICUF.

Estudió psicopedagogía y era docente en escuelas secundarias de su entrañable Lanús. Sus hijos, Mayra e Iván, y su compañero Eduardo militaban junto a ella en todas sus causas. Los acompañamos con todo el corazón en esta inmensa tristeza, como también al colectivo lanusense e icufista que hoy la llora. Aquí compartimos una pequeña selección de las decenas de mensajes que le han dedicado:

Compañeras y compañeros del “I. L. Peretz” de Lanús, en la voz de Cherco:

Se fue la risa más contagiosa de toda la calle O’Higgins. La mano peretziana que más veces alzó su copa convidando un brindis. Se fue la militante todo terreno. La hija de un sueño colectivo con horizonte rojo, tonada ídish y punto de partida en esa zona lindera a Rivera a la que llaman Colonia Lapin y Tres Lagunas. Se fue muy temprano, demasiado temprano. Se fue dejando huella. Y se fue un sábado a la tarde, en ese preciso instante en que todo nos sabe a Kinder. Sin embargo, algo nos dice que no se fue. Que pasarán y pasarán los años y, por Lanús, se seguirá hablando de la mujer que se reencarnó en un club para seguir viviendo en sus entrañas por toda la eternidad. Chau Susy. Hasta tu sonrisa siempre. Nos vemos en la próxima rondación.

Claudia Szelubsky, su prima y una peretziana de Villa Lynch:

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Mi prima Susi. La familiera. La mujercita de la risa fácil. La aguerrida. Más allá se quedan esas largas semanas de verano en su casa de Lanús, cuando ella organizaba nuestros juegos y actividades. Por acá muy cerquita, nuestros encuentros en la lucha. Porque Susi no se quedaba quieta nunca. Era una Militante de la vida, con mayúscula. Eso lo heredó de su mamá, mi tía Raquel. Heredó el espíritu combativo. No poder quedarse tranquila si hay dolor en algún sitio. No conformarse con este mundo, soñar con un mundo mejor y salir a buscarlo. Marchas docentes, encuentro de mujeres, espacios sociales. Y el club. El club: amor y pasión, el Peretz de Lanús. Ese club que fue hogar también. El club que habitó Raquel y Susana y ahora Mayra. La vida es muy injusta cuando alguien se va antes de tiempo. Cuando nos duele la ausencia pero también nos duele no entender, ¿por qué ahora, por qué así? La gente linda debería quedarse hasta el final, ¿no creen? Me arde el alma.

Sol Markarian:

enmEra la primera vez que yo entraba a la Plaza de Mayo como Peretz de Lanús, ¡y siempre estabas vos! Siempre estabas, entonando una “achicoria” en un micro que llevaba niñes de 3 años de campamento, o diciendo que: “vamos como Peretz de Lanús al Encuentro Nacional de Mujeres en Trelew, ¡o nada!”. Desde que eras mi maestra de kinder con Iván en la panza, hasta el día de hoy que me toca abrazar a tus hijos como nunca antes… Desde que me obligabas a planificar una actividad con el cuento del patito feo… hasta las cumbias y las copitas de vino… siempre estabas. Años, añares de vida compartida, de juegos, de actividad, de militancia. De marchas, lecturas, canciones, eventos ¡pucha que llenamos el club en un encuentro feminista! La última vez que te vi fue en el Congreso, en diciembre: ¡Y fue Ley!, después de tanta lucha y ahí estábamos. Buen viaje, Su. Y gracias por ser la ídishe mame de todes. 

Maira Visacovsky:

Nada más habitual que entrar al club y, por la ventana de la cocina, verla sentada. Con su copita de vino mediando, se acomodaba los lentes y empezaba a escribir las ideas que nos iban surgiendo. Escribía y escribía cosas que solo ella entendía. No me hace falta cerrar los ojos: puedo verla, escucharla, hasta tocarla y sentir esas manos heladas que lo hacían todo: «Vos no te preocupes negra, va a salir todo bien», me decía cada vez que se venía un quilombazo. Y, al final, todo salía bien.

Hemos aprendido una de la otra, como quien se nutre de un libro magistral: compañeras de militancia, devenidas en familia, en colegas, en amigas fraternales. «Cualquier cosita, hablá con Susi», dije una y mil veces… porque ella era mi respaldo, mi compañera, mi sostén militante. La que me enseñó a hacer del discurso una acción; de la idea, un proyecto; de la lucha, una forma de vida. Fue ella quien me explicó cómo calmar las pasiones, la que me mostró una y otra vez que podía(mos) equivocarme(nos), pedir disculpas, y arrancar de nuevo… sin miedos ni rencores, siempre construyendo y tirando para adelante.

Susana fue (hablar en pasado, qué cosa tan increíble) una persona íntegra, inteligente, positiva, predispuesta, pujante y compañera. La cantidad de anécdotas que se me cruzan por la mente es infinita. De actividades dentro y fuera del club, viajes, encuentros, cenas, reuniones de Comisión Directiva, horas y horas de discusión, de planificación, de cumbias infaltables y miles de «puchitos» para relajar un «poquito». Pienso en ella y me río sola. De sus dichos, de sus chistes, de sus locuras, de su forma tan hermosa de ser. Pienso en no volver a verla y se me cierra el pecho de tristeza. Me resulta impensable su ausencia física. Porque ella fue una de las personas que siempre estaban, de las imprescindibles, de las necesarias para pensar y para hacer. Con acuerdo o desacuerdo, pero siempre ahí, metiéndole pila a este plan de construir un mundo mejor.

Quienes hemos tenido el placer de conocerla y compartir camino hoy lloramos una pérdida irreparable. Su legado es grande y robusto. Su militancia será siempre una guía y un ejemplo. Porque cuando nos deja alguien que amó la vida como ella, no nos queda otra que aferrarnos a ese amor… y amar la vida con más fuerza.

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Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales,
que con sólo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.
 
Hay gente, que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas.
Que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.
 
Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.
 
Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe, que a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria…

 

 

ESA ERA SUSY, COMPAÑERA PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE…

17
FEB
2021

Zumerland: era muy difícil contar, era muy fácil vivir, no tan sencillo explicar, por Ana Diamant

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Ans Diamant en Zumerland. De fondo, el "comedor viejo"

Ana Diamant en Zumerland. De fondo, el «comedor viejo»

Cuando de marzo a diciembre íbamos a la escuela las nenas con las nenas y los nenes con los nenes; cuando unas tenían costura y, otros, carpintería en el taller de actividades prácticas y, a la tarde, unas estudiaban piano o a ballet, y otros jugaban al fútbol o al básquet, ¿cómo hacíamos para contar —pero, sobre todo, para que te entendieran— qué era Zumerland?

Que iríamos y allí jugaríamos deportes mixtos, que bailaríamos de la mano de otrx, que entraríamos juntxs a la pileta, que nos espiaríamos en los vestuarios, que los muchachos se bordarían su boina y las chicas cargarían el peso de la mochila compartida…

Y no solo había madres y padres que te dejaban ir, sino que te estimulaban a ello porque era importante para tu formación; que hacían un esfuerzo económico para pagar porque era caro pero vos volvías feliz, con nuevas y distintas experiencias de la colonia y para la vida, y descontando los días para armar el bolso nuevamente.

Dìa final del turno de Zumerland, 1960. Reencuentro con las familias.

Dìa final del turno de Zumerland, 1960. Reencuentro con las familias.

¿Cómo hacíamos para describir —y que otrx pudiera imaginar— que en diciembre, enero o febrero te subías a un micro con nenas y nenes de tu edad, pero también más grandes y más chicxs, con maestras y maestros sin guardapolvo —algunos hablaban en idish— y te ibas lejos, allá lejos en Mercedes[1], por veinte días, para vivir como hermanxs, en la colonia Zumerland[2], y dormías al lado de tu amigx, te hacías la cama y volvías, sin tenerle miedo a la noche aunque mamá y papá estuvieran lejos, y que todo era aprendizaje?

¿Cómo hacías para se pudiera creer que en los 60 te dejaban ir a “una de esas noches de fogón y guitarras y, ¿por qué no? de amor y de playa”[3], que se lo podías contar a lxs amigos, a lxs maestrxs y que, además, eso se consideraba una oportunidad de crecimiento y que, si te animabas, se lo podías decir a tu mamá y a tu papá?

Varones y mujeres en contacto, década del 50.

Maestras de Zumerland, 1960.

¿Cómo habrán imaginado activistas y pedagogxs el proceso para llegar a que las chicas cavasen zanjas alrededor de las carpas y los muchachos pusiesen la mesa y preparasen leche con chocolate, y pan con manteca y dulce de leche?

¿Cómo habrá sido la transición para pasar, en el campo, de los vestidos de calle de las maestras de los 50 a los pantalones, luego a los bombachudos de los 60 que dejaban las piernas al aire pero no marcaban la cola, más tarde a los shorts y, por fin, a las calzas?

¿Cómo se habrá llegado a discutir e implementar —o no— la “dormida” en carpas mixtas, el bañarse juntos en el lago, el pasar una noche en una brigada bajo las estrellas, apostando a la autonomía, al cuidado y al respeto?

¿Cómo se habrán tramitado deseos, prejuicios, temores, expectativas, consideraciones sobre la educación, la sexualidad, las relaciones interpersonales, la infancia, la adolescencia, los cambios sociales? ¿Cuánto habrá habido de propio y deliberado, cuánto de permeabilidad cultural?

Seminario (último año de Zumerland) enero 2020. Eligieron los colores por la Memoria, Verdad y Justicia. En el brazo, el pañuelo por la campaña del aborto legal.

Seminario (último año de Zumerland) enero 2020. Eligieron los colores por la Memoria, Verdad y Justicia. En el brazo, el pañuelo por la campaña del aborto legal.

¿Cuánto —nos preguntamos con el lenguaje de hoy, con el pañuelo verde todavía atado a la mochila, aunque ya se aprobó la ley de IVE y es obligatoria la de ESI— puede haber incidido algo que ahora llamamos perspectivas de género?

¿Cómo habrán impactado en la evolución del proyecto pedagógico —que sin dudas era ideológico— los relatos sobre los círculos de pioneros, las imágenes de mujeres manejando tranvías en la URSS, la foto de Valentina Tereshkova volando al espacio; luego, las de muchachas armadas en las milicias cubanas? Y también, ¿cómo operaron los talleres de sexualidad para adultos y para adolescentes, la formación de los propios docentes, la lectura de la Escuela para Padres de Eva Gibertti y Florencio Escardó?

Muchas más preguntas; solo algunas hipótesis que muestran que todo fue una construcción en la que se mixturó algún conocimiento, alguna información que venía de lejos —de las colonias infantiles de los países del campo socialista, de la literatura innovadora, de las experiencias de la pedagogía de la liberación, del paso del activismo a una perspectiva más académica—, algunas convicciones ideológicas, algunas dudas, mucha intuición y algo de permeabilidad.

Varones y mujeres en contacto, en el agua. Década del 50.

Jóvenes  de ambos sexos, juntos en la pileta, durante la década del 50.

Pero no todo fue lineal ni, mucho menos, sencillo. Tampoco “idílico, recibimos una educación muy intelectualizada, muy estructurada”[4] y, muchas veces, “las emociones estaban guardadas y no podíamos disentir”[5]. Hubo abrazos en el fogón —estaban “bien vistos”— y, a la vez, debates acalorados —y hasta reprimendas—ante contactos físicos entre chicas y muchachos en el tiempo destinado al trabajo, o ante la escapada clandestina de una pareja atrás de una carpa.

Marcha blanca en la palmera. Festejo tradicional de fin de turno. 1960.

Marcha blanca en la palmera. Festejo tradicional de fin de turno. 1960.

Hubo un tiempo de mamás de turnos (nunca papás) que ayudaban en la cocina, en la enfermería, en la ropería, que maternaban, y hubo señores (casi sin señoras) que tomaban decisiones económicas, edilicias y políticas. Unas y otros hacían política, ponían en juego posiciones ideológicas y apostaban como podían a experiencias de democratización.

Hubo —seguirá habiendo—, como en la vida misma, muchas contradicciones pero hubo, sin lugar a dudas, expectativas por algo diferente y consideraciones diferentes también sobre el lugar de la mujer. Por eso nuestras pibas, acompañadas por nuestros pibes, se pintaron la cara y el pelo de verde, se ataron el pañuelo, hicieron las vigilias y, también, reclamaron derechos en la palmera.

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[1] Canción anónima.

[2] Canción anónima.

[3]Aguilar, Luis. Testimonio escrito, 2000. En Diamant, A. y Feld, J. (2000) Zumerland. Proyecto, memorias. Ediciónes CER. Buenos Aires.

[4] Alcira Jesiotr. Testimonio escrito 2000. En Diamant, A. y Feld, J. (2000) Zumerland. Proyecto, memorias. Ediciónes CER. Buenos Aires.

[5] Alcira Jesiotr. Testimonio escrito 2000. En Diamant, A. y Feld, J. (2000) Zumerland. Proyecto, memorias. Ediciónes CER. Buenos Aires.

17
FEB
2021

Editorial N. ° 4: «Mujeres judeo-progresistas de ayer y hoy…», por Nerina Visacovsky

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Nerina Visacovsky junto a lererques del I. L. Peretz de Villa Lynch

Nerina Visacovsky junto a lererques del I. L. Peretz de Villa Lynch

El 30 de diciembre del 2020, sumergidos en esta incertidumbre inédita a causa de la Pandemia de Covid, se aprobó la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (Ley IVE) que legaliza el aborto gratuito en Argentina. Esta conquista es el resultado de históricas demandas feministas que, en la actualidad, se han potenciado con la fuerza juvenil de “las pibas” surfeando la “ola verde” y, por fortuna, ya no hay quien las pare en esta lucha por sus derechos. Desde principio de siglo xx, cuando las socialistas trabajaban por su inclusión política y universitaria, hasta la actualidad, cuando las mujeres son presidentas de una nación o tienen derecho a decidir sobre su cuerpo y su sexualidad, ha pasado mucha agua bajo el puente.

Meastras del Sarmiento del Jardin (década del 60).

Meastras del Sarmiento del Jardin (década del 60).

En una sociedad tradicionalmente dominada por los hombres, la conquista de derechos no ha sido tarea fácil para esta “mitad” de la población y aún, tanto en este país como en el resto del mundo, queda un arduo camino por recorrer.

En ídish: "8 de marzo dia de la mujer obrera"

En ídish: «8 de marzo dia de la mujer obrera»

Se acerca el 8 de marzo y con este, la celebración de esas luchas. Luchas que se extienden al día 24, cuando abuelas, madres e hijas volvemos a decir “Memoria, Verdad y Justicia”. Creemos que es una ocasión más que propicia para dedicar este boletín, y el siguiente, a conocer y homenajear a las mujeres judeo-progresistas de ayer y hoy. Y cuando reconocemos a las protagonistas de esa fuerza combativa por la participación democrática, el desarrollo cultural y una educación igualitaria, también reconocemos las ideas seculares y humanistas que caracterizaron al movimiento icufista en general.

Congreso OFI (1957). Berta Drucaroff, Presidenta de OFI. Inauguración.

Congreso OFI (1957). Berta Drucaroff, Presidenta de OFI. Inauguración.

En este año 2021, la Federación Idisher Cultur Farband (ICUF) celebra sus 80 años desde su fundación. A comienzos de 1941, hombres y mujeres inmigrantes de habla ídish, angustiados por las noticias que llegaban de Europa, pero a la vez comprometidos con la movilización antifascista, la lucha contra el antisemitismo y la defensa de la cultura, organizaban el Primer Congreso del ICUF en Buenos Aires que, el 11 y 12 de abril, reuniría a delegados de 57 instituciones de Argentina, Uruguay, Brasil y Chile. Las mujeres, aunque no sabemos en qué medida, participaron activamente de aquellas jornadas. El patriarcado existía y nuestras instituciones no estaban exentas del clima de época.

Catalina Perelshtein Fundadora de OFI

Catalina Perelshtein Fundadora de OFI

Sin embargo, desde los años de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, con sus destacadas acciones solidarias, las icufistas venían gestando espacios autónomos y ganando protagonismo como dirigentes. En 1947, en paralelo a la Unión de Mujeres Argentinas (UMA), las idishistas de izquierda se unieron en la Organización Femenina del ICUF (OFI). Los círculos de lectura (leien craizn) que funcionaban en las instituciones, y la revista bilingüe Di ídishe froi-La mujer judía, que se editó entre 1950 y 1970, fueron sus principales bases y canales de expresión.

Berta B Drucaroff

Berta B Drucaroff

La OFI, en sus propias palabras, desarrolló una “verdadera pedagogía femenina” en temas de emancipación política y desarrollo cultural. Aunque con límites y contradicciones, esa generación creó la atmósfera inicial para que la siguiente se abriera a las transformaciones de los años 1960 y 1970. Esas jóvenes, con una situación económica más favorable que la de sus madres y abuelas inmigrantes, se incorporaron masivamente al mercado de trabajo, a las universidades y accedieron a la pastilla anticonceptiva, a las minifaldas y a la música rock. En mayor o menor medida, intentaron liberarse de los estrictos mandatos familiares. Sin embargo, las tareas en el hogar y el cuidado de los hijos siguieron siendo, mayormente, un “asunto femenino”.

Raquel Alperovich

Raquel Alperovich

Las jóvenes de los setenta eran las madres que nos llevaron con entusiasmo al jardín, al kinder club y a la colonia “Zumerland” desde que nacimos. Ahí creceríamos libres y nos volveríamos “gente con valores”, futuros hombres y mujeres capaces de cambiar el mundo. El devenir va enlazando las acciones femeninas del pasado con las del presente y hoy las nuestras, hijas de la democracia, enarbolan las banderas y pañuelos verdes que tanto nos emocionan.

Aún estamos lejos de esa igualdad soñada, pero cada generación avanza un poco más hacia ese objetivo. Miramos hacia adelante con esperanza, pero tenemos presente lo que ha quedado atrás.

Di idishe Froi - La mujer Judía - tapa en castellano (1953)

Di idishe Froi – La mujer Judía – tapa en castellano (1953)

Mestras Jardín del I. L. Peretz de Villa Lynch

Mestras Jardín del I. L. Peretz de Villa Lynch

En esa historia de icufistas nos encontramos con Catalina Perelshtein, Berta Blejman de Drucaroff, Raquel Alperovich, Mimí Pinzón, Leike Kogan, Mina Fridman Ruetter y tantas otras dirigentes, maestras y activistas de la primera hora, ¡y las tantas que siguieron después! En esta edición, gracias al trabajo realizado por hijas y nietas, homenajeamos a Leike Kogan y a Sarita Ritvo de Wexler de Santa Fe. En el CeDoB nos ocupamos de reconstruir biografías de activistas y la colaboración de las familias resulta fundamental. Por eso los invitamos a escribirnos y participar. Y para finalizar, les proponemos disfrutar de las valiosas notas que siguen a continuación y, a través de ellas, conocer (o rememorar) la obra colectiva de las mujeres icufistas de ayer y hoy.

Nerina Visacovsky.

Mujeres icufistas (2018), en el Encuentro Nacional de Mujeres

Mujeres icufistas (2018), en el Encuentro Nacional de Mujeres

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17
FEB
2021

El pañuelo verde se volvió marea, y la marea trajo la ley, por Gabriela Horestein

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#19F (2020). La coordinadora del CeDoB, Gabriela Horestein, dos semanas antes de parir, en apoyo al nuevo pañuelazo federal, bajo el lema: “La maternidad será deseada o no será”.

#19F (2020). La coordinadora del CeDoB, Gabriela Horestein, dos semanas antes de parir, en apoyo al nuevo pañuelazo federal, bajo el lema: “La maternidad será deseada o no será”.

El 2020 fue un año distinto, difícil, pandémico. Muchas de nuestras actividades se vieron interrumpidas o modificadas pero, sin dudas, podemos estar orgullosas de que hubo una lucha que nunca dejamos de sostener: la del feminismo y, en particular, la del derecho de los cuerpos gestantes a decidir sobre su maternidad.

A lo largo de la Historia, grupos de mujeres han luchado por la defensa de sus derechos tanto sociales como laborales. De forma internacional, estas luchas son enaltecidas cada 8 marzo. En Argentina y en otros países, ese día se realizan manifestaciones bajo las banderas del feminismo. Se eligió el 8 de marzo, ya que en dicha fecha se recuerda el asesinato, en 1908, de 129 obreras de la fábrica Cotton de Nueva York, quienes participaban de una huelga que pretendía obtener la jornada laboral de 10 hs., e igualdad de condiciones en relación con los varones. El dueño, ante la protesta, optó por encerrarlas dentro de la fábrica y causar el incendio.

Argentina es un país —como tantos otros— en el que la mujer, hasta hace no tanto, estuvo compelida a quedarse en el hogar y a dedicarse a las labores familiares —trabajo no remunerado y, muchas veces, no reconocido como tal—. También es, desde hace más de un siglo, un país de mujeres vanguardistas en la lucha a favor de sus derechos y de la igualdad entre géneros. Tal como dicen las pibas, la marea verde: nuestras abuelas nos dieron el voto; nuestras madres, el divorcio y el matrimonio igualitario y nosotras, hoy, conquistamos el derecho a gobernar sobre nuestros cuerpos. Hoy, ofrecemos a nuestras hijas y a todos los cuerpos gestantes una realidad un poco más justa, un poco más libre.

La "marea verde"

La «marea verde»

La Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito fundada en 2005 (heredera de la Comisión por el Derecho al Aborto, creada en 1988 por los movimientos feministas) presentó, durante los últimos quince años, ocho proyectos de ley. Gracias a su impulso y a los esfuerzos mancomunados con el colectivo Ni una menos —cuyo objetivo central es crear conciencia en relación con los femicidios— y gracias también a la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad en 2016, sumado a la promesa del actual Presidente de promulgar el derecho, las condiciones finalmente estuvieron dadas.

#19F (2019) El equipo del CeDoB Pinie Katz se sumó al pañuelazo federal impulsado por la Campaña.

#19F (2019) El equipo del CeDoB Pinie Katz se sumó al pañuelazo federal impulsado por la Campaña.

Con el poder de la marea verde en las calles, con el símbolo del pañuelo —emblemática forma de visualización de la lucha— en cada piba, en cada mochila, en cada vehículo y balcón desde 2003 se logró que, en 2019, el proyecto llegase a ser aprobado por Diputados, pero no pasó la instancia del Senado. Muchas fueron las frustraciones en 2020, pero el 30 de diciembre se concretó la sanción de la tan esperada Ley. El día 14 de enero, la ley 27 610 fue promulgada por el Ejecutivo. Argentina es el sexto país en América Latina en legalizar el aborto.

La ley legaliza y despenaliza la IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo) hasta la semana 14 de gestación —y, en casos específicos, inclusive después—. Asimismo, garantiza la gratuidad de la práctica y que esta sea incluida en el PMO (Plan Médico Obligatorio).

3/09/18 primera foto del equipo del CeDoB Pinie Katz, a un mes del inicio del proyecto. De izq. A der: Nerina Visacovsky, Gabriela Horestein, Sara Ramayo Kessler.

3/09/18 primera foto del equipo del CeDoB Pinie Katz, a un mes del inicio del proyecto. De izq. A der: Nerina Visacovsky, Gabriela Horestein, Sara Ramayo Kessler.

El Cedob Pinie Katz, desde sus comienzos en 2018, militó a favor de las reivindicaciones feministas, entre otras, el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Para mencionar algunas acciones: colaboramos con las actividades del Kinder de Lanús, el cual trabajaba sobre el feminismo; pudimos mostrarles la histórica labor de las mujeres icufistas a través de la publicación Di idishe froi —la mujer judía—, la cual fue editada por la OFI —Organización Femenina del ICUF— entre los años 1950 y 1970 (Más información). Asimismo, Nerina Visacovsky ofreció una charla sobre esta temática en 2019, en el ciclo de charlas: “La Tribuna judeo-progresista: Aportes a través del Tiempo”.

Daniela Steinman, integrante del Equipo del CeDoB Pinie Katz, el 14 de enero, fecha en que se promugó, desde el Ejecutivo, la ley IVE aprobada.

Daniela Steinman, integrante del Equipo del CeDoB Pinie Katz, el 14 de enero, fecha en que se promugó, desde el Ejecutivo, la ley IVE aprobada.

El Equipo del CeDoB Pinie Katz apoya la IVE, ya que entiende que esta implica justicia social y una forma de cuidar la salud integral. Sostenemos que todas las mujeres tenemos el derecho a disfrutar de nuestros cuerpos sin condena social; que ninguna persona puede ser obligada a maternar ni debe ser juzgada ante la ley por su decisión sobre su cuerpo; que las niñas son niñas no madres. Lo sabemos: el aborto existió, existe y existirá; su clandestinidad solo trajo padecimientos —e, inclusive, muerte— a quienes tomaron la decisión.

La ley protege a las mujeres que no desean la maternidad, pero no obstruye la libertad de quienes no acuerdan con dicha práctica. Apelamos a la implementación de la ley N.° 26 150 ESI (Educación Sexual Integral) como primer recurso esencial para evitar embarazos no deseados y también abusos —o detectar estos.

Creemos que es preciso fomentar el uso de anticonceptivos y que, ante la falla de estos o ante cualquier causante de un embarazo no deseado, es necesario que todo cuerpo gestante tenga acceso a la interrupción de este, de forma segura.

El 8 de marzo recuerda a las obreras caídas en la fábrica Cotton que lucharon por sus derechos laborales. El 19 de febrero, fecha del pañuelazo federal —e internacional— queda incluido en el calendario de las luchas feministas por la reivindicación del derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.

El aborto legal es ley. El feminismo demuestra, una vez más, que luchar vale el esfuerzo.

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17
FEB
2021

Sara Ritvo de Wexler, mejor conocida como «Sarita», por su hija, Berta Wexler

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Nota redactada por el equipo del CeDoB Pinie Katz con base en la investigación biográfica de Berta Wexler.

Sara Ritvo de Wexler300 Sarita

Mujer pionera trabajadora y abnegada militante, Sarita fue pieza fundamental y fundacional para el “I. L. Peretz” de Santa Fe, institución adherida a ICUF Argentina. Nació el 16 de junio de 1921 y, a sus 42 años, falleció habiendo dejado muchos proyectos y propuestas para toda la comunidad judía progresista de Santa Fe. Han pasado 57 años de su fallecimiento (3 de diciembre de 1963) y recordamos, hoy, algunas de sus acciones.

Historia familiar

En 1906 el padre de Sara, Elías Ritvo, arribó con 16 años a Santa Fe, Argentina, proveniente de Catherinoslavia —Rusia—, junto con su hermano mayor Samuel. Trabajó como pintor del ferrocarril en Rosario.

Foto tomada en el lugar, al lucir la tijera que hacía los cortes. Se ve la máquina Singer (Rosario, 1907).

Foto tomada en el lugar, al lucir la tijera que hacía los cortes. Se ve la máquina Singer (Rosario, 1907).

Berta Katch, su madre, nació en Besarabia —Ucrania-Moldavia—. En 1905 llegó a Rosario —Argentina— al huir de la persecución a los judíos en su país de origen. Aquí consiguió trabajo como costurera y alcanzó la categoría de Jefa del Taller de costura de la casa de confección de uniformes militares “Volghober”.

Por 1907 Elías conoció en Rosario a Berta. Juntos, se trasladaron a Santa Fe para casarse. Allí tuvieron cinco hijos: Rosa, Miguel, Julio, Berta y Sara.

Sarita, militante y delegada

Sarita (1921-1963), de niña, estudió ídish en el shule —escuela judía complementaria a la enseñanza oficial— del “I. L. Peretz” de Santa Fe. Durante su adolescencia, comenzó a militar en las filas del Centro Juvenil de dicha institución. Allí desplegó una intensa actividad que le ocupaba todos los días de la semana.

Foto tomada en 1962 en la casa de Naun y Esther Kessler, en el cumpleaños de uno de sus hijos.

Foto tomada en 1962 en la casa de Naun y Esther Kessler, en el cumpleaños de uno de sus hijos.

Como militante, tuvo estrecha relación con ICUF Argentina, sito en la Ciudad de Buenos Aires. Asimismo, desarrolló una actividad interrelacionada con las otras entidades similares ubicadas en el resto del país. Con el tiempo, ayudó a fundar el Kinder Club de Santa Fe —actividad recreativa para niños y jóvenes— y colaboró con la creación del Kinder Club de la ciudad de Rosario; también bregó por la consolidación de las colonias de turno completo para niños y adolescentes Zumerland[1]  —Mercedes, Provincia de Buenos Aires— y Gowland —Río Ceballos, Córdoba—. En estas, trabajó en el armado de contingentes de niños, quienes iban a gozar de sus vacaciones.

Como delegada de la “I. L. Peretz” de Santa Fe, desarrolló actividades en las escuelas públicas de la Ciudad: fundó clubes de madres y una gran Comisión que los nucleaba, con el fin de efectuar demandas específicas en el ámbito del Ministerio de Educación de Santa Fe.

Sara Ritvo de Wexler

Sara Ritvo de Wexler

Como titular de los Clubes de Madres de la Ciudad integró la Comisión “Pro Homenaje Monumento a la Madre Universal”, inaugurado el 21 de octubre de 1962 en el Parque Alberdi[2]. En el evento, además de colocar ofrendas florales, emitió unas palabras alusivas[3] “Nos hemos dado cita los santafesinos evocando a través del tiempo la figura sin igual de esa gran mujer que vive en nosotros… en el Día Universal de la Madre […]”.. Esta acción desplegada por las entidades judías fue muy importante ya que, durante muchísimos años, se celebró el 12 de octubre como el Día de la Madre Católica; este acto fue importante para universalizar la celebración.

Como única empleada mujer en la Cooperativa de Crédito de la “I. L. Peretz” de Santa Fe, su trabajo diario era representar ¿esa repartición? ante la comunidad. Formó, junto con otros miembros de la Provincia de Santa Fe, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, participó en su Comisión y fue miembro activa y organizadora de la mayoría de los actos de esta agrupación, en Santa Fe y en Rosario.

La Cooperativa de Créditos funcionaba en un local sito en 4 de Enero y Tucumán (¿antigua sede del peretz?) donde, por la tarde, el resto del edificio era ocupado por la escuela de ídish o shule.

En un reclamo ciudadano de seguridad para las entidades israelies ante Héctor Biaggini —por los atentados antisemitas ocurridos en la Ciudad: amenazas e intimidaciones por parte de grupos nacionalistas—, Sarita encabezó la delgación, junto con Jaime Silber y Manuel Nisnevich por la Comisión Directiva de Sociedad Cultural “I. L. Peretz”. Por los cadetes de la institución “Isidoro Levental”, Leonardo Shulman, Julio Menaker y, por la Comisión Femenina, Fany Fundín de Vernik.

En un reclamo ciudadano de seguridad para las entidades israelies ante Héctor Biaggini —por los atentados antisemitas ocurridos en la Ciudad: amenazas e intimidaciones por parte de grupos nacionalistas—, Sarita encabezó la delgación, junto con Jaime Silber y Manuel Nisnevich por la Comisión Directiva de Sociedad Cultural “I. L. Peretz”. Por los cadetes de la institución “Isidoro Levental”, Leonardo Shulman, Julio Menaker y, por la Comisión Femenina, Fany Fundín de Vernik.

El lugar contaba con varios salones y dos grandes espacios donde funcionaban la biblioteca y un salón de fiestas o actividades varias. Estos también se usaban para el recreo y para fiestas generales. Había dos mesas de ping pong[4] y un patio muy precario; había también baños, un arenero con hamacas y las habitaciones en que vivían los caseros.

Una nueva sede para “la Peretz” de Santa Fe

Junto con otros destacados militantes[5], encabezó una comisión para recaudar fondos para un nuevo edificio que habría de ser, además, campo de deportes.

Muchas grandes figuras de la vida cultural y política de Santa Fe[6] aportaron a la gran colecta que permitió comprar las instalaciones de la calle Francia —actual sede de la I. L. Peretz Santa Fe. Cuando se inauguró el campo de Deportes de la calle Francia, Sarita fomentó muchas actividades pero, en particular, el básquet femenino.

En este nuevo aniversario de la “I. L. Peretz” de la ciudad de Santa Fe, quiero hacer un saludo a la Institución reafirmando que Sarita, mi madre, fue una verdadera militante de la causa icufista de primera línea, desde sus años de juventud.

Berta Wexler. Rosario, 13 de octubre, 2020. 

Nota redactada por el equipo del CeDoB Pinie Katz con base en la investigación de Berta Wexler.

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[1] Gracias Ana Diamant por la referencia terminológica.

[2] Diario El Litoral, 21 de octubre, 1962.

[3] “Nos hemos dado cita los santafesinos evocando a través del tiempo la figura sin igual de esa gran mujer que vive en nosotros… en el Día Universal de la Madre […]”.

[4] Quienes concurríamos como alumnos del Lerer Gordon —destacado docente de la entidad— sabíamos que, si nos sancionaban, no podríamos salir al recreo a jugar partidos de ping pong.

[5] Entre otros: León Blajman, César Fuksman, Naum Kesler, Miguel Abranzon, Nojem Epelolk, los hermanos Ángel y Susana Grushka, y miembros de la Comisión Femenina, como Guite Kessler, Clarita Abranzón y otras.

[6] Colaboraron en numerosas actividades el intendente Lofeudo, artistas como Jorge Taberna, escritores como Gastón Gori, Pesante, Julio Migno, Gudiño Kramer, José Pedroni, entre tantos otros.

16
FEB
2021
Gabriela Kogan

La activista Leike Kogan, por su nieta, Gabriela Kogan

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Gabriela Kogan

Gabriela Kogan

 

Me siento a escribir sobre mi bobe y me late el corazón de ansiedad por las ganas de contar y, a su vez, por la seguridad de que el arte de unir palabras nunca llegará a describirla del todo. Leike Ginisky, o Lija Gilinka, o Leike Kogan, o la lererque Leike es mi Bobe y nació en 1911 en Svencionys, un pueblo a 80 km de Vilna. Ahí pasó la Primera Guerra Mundial junto a sus cuatro hermanos, pudo ver a su padre volver del frente y ayudó a su madre en los quehaceres de una suerte de hotel en el que, a fuerza de necesidad, habían convertido la casa. En esa casa, abierta a la juventud, imperaba un solo mandato: estudiar.

Una noche, cuando Leike tenía 15 años, escuchó a mi zeide Tzalel Blitz (Samuel Kogan) dar una conferencia en la escuela que compartían y, desde ese día, no se separaron más (aunque es una forma de decir, porque en los centenares de cartas, cuidadosa y amorosamente guardadas por mi abuelo, ambos cuentan que después de estudiar en Toulouse pasaron más de tres años separados mientras él hacía el servicio militar en Bialistok, y ella trabajaba y vivía los sórdidos años treinta en París). Luego hay más cartas de cuando él llegó a la Argentina y ella lo esperaba en San Pablo, en la casa de su hermano. También del ansiado permiso de PROCOR (Sociedad de Ayuda a los Colonos Israelitas en la Rusia Soviética) que esperaban para volver a surcar el mar, e instalarse en ese paraíso comunista imaginario que era la República de Birobidyán en la URSS.

Leike Kogan

Leike Kogan

El 16 de septiembre de 1936, Leike desembarcó en el puerto de Buenos Aires, iba camino a Villa Domínguez, Entre Ríos, donde la esperaba “Mulke” (como ella llamaba a mi abuelo, Tzalel Blitz), administrador de las colonias de la JCA (Jewish Colonization Association – Asociación por la Colonización Judía). Tuvieron una hija, Marga, que falleció con siete años por una enfermedad. La tragedia familiar era aún más aguda con las noticias que llegaban de Europa: toda la familia había sido asesinada por los nazis en la masacre del Poligón y solo la hermana de mi zeide y su hija habían logrado escapar. En Entre Ríos habían nacido Marga y Máximo (mi papá), entre criaderos de gallinas, tormentas que volaban los techos y calles de barro. Un tiempo después, la JCA echó a mi abuelo (o se fue solo), acusado de “cabeza roja”. Llegaron a Buenos Aires y se instalaron a unas cuadras de la Plaza Irlanda. Al año nació Mírele, mi tía. Después de un tiempo en la colonia Julio Lewin, se instalaron definitivamente en Buenos Aires.

Como escribe muy bien Nerina Visacovsky:

Desde su llegada a la capital porteña, ambos se insertaron a trabajar en las áreas educativas y culturales que impulsaba el sector judeo-progresista adherido a la Idisher Cultur Farband (ICUF). Leike trabajó como maestra de las escuelas «Jaim Zhitlovsky» de Villa del Parque e «I. L. Peretz» de Villa Lynch. Desde 1953, dictaba las materias «Historia del Pueblo Judío» y «Literatura ídish» en el Mitl-shul (escuela secundaria complementaria a la educación oficial) y fue la primera directora de la colonia vacacional «Zumerland», en el verano de 1952. Se incorporó a los leien kraizn (círculos de lectura femeninos) que funcionaban en las instituciones, y a la OFI (Organización Femenina del ICUF), fundada en 1947. Desde el activismo femenino desarrolló una prolífica labor en la prensa judeo-progresista, en ídish y castellano. Fue responsable de las páginas femeninas de Di Voj (La Semana), Der Veg (La senda) y editora principal de la revista de la OFI, Di idishe Froi, editada entre 1950 y 1970.

Leike Kogan y Tzalel Blitz

Leike Kogan y Tzalel Blitz


Mi zeide fue director del Peretz durante muchos años y presidente del ICUF otros tantos más. Los dos escribían y educaban a la par, aunque solo mi abuelo editó varios libros que me gustaría leer (si me hubieran enseñado ese ídish que significa su patria). Sus amigos eran todos del ICUF y una de sus salidas preferidas era ir los domingos a encontrarse y a escuchar conferencias de los “Varshever” (varsovianos). Mi bobe era la que siempre me recibía en su casa con milanesa y papas fritas, la que venía a mi casa con una bolsa de golosinas, la que me contaba de los bosques de Lituania y añoraba sus días en París. Desde muy chica, yo sabía que mi bobe era “activista” y hoy siento que esa palabra bien la definía. Activista es muy distinto que militante: ella activaba con su casa llena de libros, con las conferencias, con los debates y con sus posiciones feministas y antifascistas en Argentina. Mi bobe era “la lererque Leike” y eso también la definía. Maestra de delantal blanco y dedos manchados con la tinta de lapicera.

Reunión - acto de la OFI

Reunión – acto de la OFI

En la casa de mis abuelos había un día que era más sagrado que cualquier fiesta religiosa: el 19 de abril, día del levantamiento del Ghetto de Varsovia. Ese día se esperaba más que el de Peisaj (festividad judía): se juntaba dinero, se vendían entradas, se preparaba el gran acto. Tengo decenas de fotos de mi zeide disertando, y solo tengo dos o tres de mi bobe frente a un micrófono y una audiencia de mujeres. Mi abuela, egresada de la École Superior de Comercio del Estado en Francia, era tan orgullosa de su título universitario como de haberse ido a vivir con mi abuelo sin estar casados (porque eran jóvenes y progresistas, pero también porque creían en el poder de las mujeres). A mi abuela le encantaban las palabras “progreso” y “muchachada”, como a ella le gustaba decir de “los jóvenes que cambiarían el mundo”. Yo sabía desde chica que “éramos comunistas”, que teníamos un amor conflictivo con Israel y que, a veces, “nos enojábamos” con el Partido. Entonces, de su casa llevo el mandato de los héroes del Ghetto de Varsovia, de Domingo Faustino Sarmiento y, también, de Rosa de Luxemburgo.

Leike Kogan y Tzalel Blitz, con nietos

Leike Kogan y Tzalel Blitz, con nietos

Nunca tuve una charla profunda con ella sobre la caída del muro, sobre la pérdida del ídish, sobre el cierre de las escuelas y, ¡lo que daría por recorrer con ella las calles de su París anhelada mientras hablamos de educación, ahora que la vida me puso a mí también al frente de una escuela! Mi abuela me amaba profundamente, y esa certeza es una de las bases más fuertes de mi vida. Me amaba y por eso me contaba con paciencia su forma de ver el mundo. En mi época de rebeldía adolescente, un día me senté en su cocina —la testigo de tantos tecitos con galletitas largas— y le dije: “Bobe, yo creo en Dios”. Su respuesta sería hoy algo así como el emoticón de carita amarilla con los ojos abiertos, redondos de asombro, desconcierto y desaprobación. Se sentó, se llevó la mano derecha al pecho y me lanzó desde el otro lado de la mesa —con su tono ídish—: “¿Por qué?” Yo no tenía respuesta y tampoco sé si la tendría ahora, pero en mi terquedad le retruqué: “Para vos, ¿quién fue Jesús?” Hizo ese silencio del que sabe ganada la partida, se irguió y mirándome a los ojos me contestó: “Jesús fue el primer comunista”.

Mi bobe se murió en el 2001 preguntándome qué pasaba con la “muchachada” en las calles. Un tiempo después, ya desarmando su casa, encontré un papel con su letra que decía:

Este no es momento para arrojar la toalla de los ideales. Hay que aprovechar las modificaciones y las correcciones y seguir proponiendo un modelo de sociedad que no sea necesariamente el capitalismo rabioso o estas socialdemocracias descafeinadas que, personalmente, creo que son pan para hoy y hambre para mañana. No pienso como algunos, que esta sea la situación histórica para arrojarse a adorar el becerro del capitalismo. No nos engañemos: se sigue muriendo mucha gente de hambre en el mundo. El mapa sigue dividido entre ricos y pobres. ¿Cómo vamos a ser ahora tan cínicos y tan estúpidos para considerar que eso ya no es así porque en algunos lados hayamos mejorado nuestro nivel de vida? De hecho, están apareciendo síntomas de la xenofobia, del racismo, de un señoritismo de derechas, que lo único que hace es preservar y difundir unos intereses económicos a costa de lo que sea. Esto nos empequeñece y nos hace mucho más mezquinos y peores. Pienso que aún estamos a tiempo de corregir las veleidades de nuevos ricos y entender las cosas de una manera más internacional. Es tiempo de que digamos las palabras que de verdad hacen falta. Tengo la sensación de que hemos perdido cierto poder de convicción porque a veces no hemos sabido contar bien lo que queremos.

Esa era mi bobe: la activista hasta último momento. La que tenía confianza en que todavía se podía mejorar el mundo. Por suerte, encontré también cuadernos en los que escribió sobre su vida. Yo le venía insistiendo para que dejara testimonio y, ¡ahí aparecieron!, sin que ella me lo hubiera advertido. Era un acto de amor hacia sus nietos y también hacia sus padres, y sentí entonces cómo la historia pende de un hilo, de una simple palabra escrita, una que puede ser descubierta en medio de la mudanza.

Hoy extraño su voz en el contestador: “Hola, habla la bobe.” ¡Como si esa pronunciación pudiera ser acaso de otra persona! Una vez, mi hermana Marina escribió:

Acabo de darme cuenta de que las bobes de ahora ya no tendrán ese acento tan particular. Esa mezcla aguda de castellano e idish, o castellano mezclado con idioma de inmigrante, que las hacía pronunciar a «modo de bobe» las erres y las eses. Es evidente, pero yo acabo de darme cuenta y no puedo dejar de sentir que se perdió algo, o que las bobes ya no serán nunca más «esas bobes» que nosotros tuvimos.

Leike Kogan

Leike Kogan

Leike nunca me preguntó si tenía novio, pero se puso contenta cuando le dije que estaba enamorada del

que hoy es mi marido y una de las últimas veces que la vi, me preguntó: “Y, ¿ya tenés pichones? Faltaban tres años para que llegara mi hija Clara quien, por supuesto, conoce todas las historias de mi bobe. Y porque soy la nieta de mi bobe, sé que a los pichones hay que alimentarlos para que un día abran sus alas y vuelen. Porque soy la nieta de mi bobe también quiero ser bobe, y sigo creyendo que hay un mundo mejor que nos espera si soñamos, si educamos, y si activamos.

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15
FEB
2021

Ante el fallecimiento del expresidente Carlos Menem

La historia le guarda un lugar mucho menos digno que aquel que él mismo soñó.
Murió el ex presidente Carlos Menem y nos deja con infinidad de decisiones injustas, terribles para con el país todo, y especialmente el pueblo que lo llevó al poder.
Con la herencia de un país destruido en su educación, en su estructura económica, en la justicia social, en el desguace del estado, en las relaciones carnales, en la guerra del golfo, en José Luis Cabezas. Con la Justicia avasallada y transformada en herramienta de disputas políticas. Con los Derechos Humanos tullidos por su política de indultos y perdones que solo pudo recuperarse mucho tiempo después. Con la destrucción de Río Tercero para ocultar la venta de armas a Croacia y Ecuador. Con dos atentados: a la Embajada de Israel y a la Amia.
Sumado a lo dicho, es indignante que hoy, fallecido Menem, la DAIA salga a divulgar lo que proclama en sus declaraciones en relación con los atentados antes mencionados. Son agraviantes e insultantes no solo hacia las víctimas, hacia sus familiares y amigos, sino también a la colectividad judía en su conjunto y a toda la sociedad argentina.
¿Acaso no fue un presidente de DAIA, Rubén Beraja y toda su directiva, los que pactaron silencio y encubrimiento del atentado a la AMIA?; ¿acaso esa dirigencia no estableció vínculos carnales con los gobernantes de esos días?; ¿acaso no fueron las sucesivas dirigencias de DAIA las que se sumaron a las políticas de ocultamiento de pruebas y consintieron con la actuación de magistrados venales?, ¿no fueron ellos los que premiaron al comisario Fino Palacios?.
El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) representa a otra parte de la colectividad argentino judía: la que resistió los embates de la genuflexión ante el Imperio, la que denunció lo infamante de los atentados y la posterior actuación de la dirigencia de DAIA, y la que se opuso a las políticas de entrega del patrimonio nacional, de saqueo y de privatizaciones a mansalva del menemismo, con la consecuencia del hambre y la destrucción de la industria nacional que conllevó.
Nunca cómplices.
Marcelo Horestein Presidente
Alejandro Steinman Secretario General

10
FEB
2021

Una serie de hechos de neto corte antisemita

En las últimas semanas se han producido una serie de hechos de neto corte antisemita en diversos lugares de nuestro país, entre ellos al presidente de la DAIA a nivel nacional Dr. Jorge Knoblovits.
Ello se suma a expresiones similares en muchos de los actos anti cuarentena / anti vacunas y a las numerosas publicaciones de las redes y medios electrónicos
El estado de derecho que nos brinda el régimen republicano debe ser preservado contra cualquier tipo de discriminación. Ante esto, el ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) manifiesta su solidaridad con las víctimas de dichos nefastos acontecimientos, repudia enérgicamente los mismos y reclama a las autoridades competentes (ejecutivas, judiciales, policiales, legislativas) de todas las jurisdicciones mayor vigilancia, así como también se haga cumplir la legislación vigente.
Marcelo Horestein Presidente
Alejandro Steinman. Secretario General