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MAR
2014

8 de Marzo de 2014

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REFLEXIONES SOBRE LA MUJER

EN LA COMUNIDAD JUDÍA

Conmemoración del Día Internacional de la Mujer

8/03/2014

            La mujer… no es nada fácil referirse a la mujer cuando no se quiere generalizar, ni plantear a las mujeres como mártires, porque más allá de la explotación económica que ha dado lugar a la conmemoración de este día, el problema de género es un problema cultural que comprende su incorporación social, las relaciones laborales, los puestos de responsabilidad en instituciones, los vínculos familiares y todo el quehacer humano. Este problema que no sólo afecta a las mujeres y que hoy se ha convertido en un problema de género.

Pero de la cultura somos responsables todos, incluyendo a las mujeres. Las mujeres son las primeras transmisoras de cultura en la crianza de sus hijos y la enseñanza escolar ha estado por años a cargo, casi exclusivamente, de mujeres. Por ende ¿nosotras mismas transmitimos la cultura machista? En la mayoría de los casos si. Pero si nosotras tenemos gran responsabilidad en la transmisión de la cultura, también somos responsables de cambiarla, pero ahí sí se plantea el problema con los varones, porque el cambio de condiciones los perjudica y comprender que hace falta un cambio pero a la vez que son ellos fundamentalmente los que tienen que cambiar sin ser los beneficiarios directos, no es fácil.  Por eso los cambios logrados y por venir han sido y serán a través de varias generaciones, con mucho esfuerzo y convicción.

            En particular, en la cultura judía la mujer tiene un rol importante, no por que sí ha trascendido la figura de la “idishe mamele” a otras culturas. Lamentablemente ha trascendido por ser posesiva, demandante, recriminadora de sus hijos, además de otras características despectivas. Pero debemos destacar y valorar las cualidades positivas que caracterizan a nuestras mujeres y que marcaron nuestra cultura: la fortaleza de emprender, el tesón en el trabajo, el amor al conocimiento y la valoración del estudio, la habilidad de construir desde abajo, la convicción de poder llegar a las metas propuestas, la disponibilidad en el hacer, la lucha por defender los derechos de los suyos hasta con el cuerpo, no soportar las injusticias, … Trascendieron de la mujer judía los aspectos negativos y de la comunidad judía los valores positivos de las que ellas son las mayores responsables. Pero… ¿Podemos hoy en Argentina, con tantas mujeres actoras sociales, hablar del relego y discrimaninación de las mujeres en sus lugares en la sociedad?

            Este siglo ha comenzado en Argentina con el reconocimiento de muchos derechos sociales para sectores anteriormente segregados y en particular para las mujeres. Pero desgraciadamente, todavía hay muchos derechos por los que todavía hay que luchar: la igualdad en las relaciones laborales y económicas, el derecho a la elección de concebir, el acceso a espacios de poder, etc. Todavía hay muchos problemas de género asociados a la mujer en vínculos sociales. Son menos perceptibles, más difíciles de reconocer sin estudios específicos, pero que seguramente se pueden reconocer en trayectorias de mujeres conocidas por el que está leyendo estas líneas. En este sentido podemos destacar algunos aspectos relevantes:  para ser reconocidas necesitan mostrar una mayor formación o mayor trayectoria para poder superar a un varón al momento de elegirse para un puesto de mayor jerarquía; en general ocupa puestos desjerarquizados social o económicamente dejados por los varones; las mujeres sufren en mayor proporción insultos, agresiones, humillaciones, descalificaciones, aislamientos, que los varones en iguales espacios de trabajo; como referentes del saber al consultar un especialista se elige a varones, salvo cuando es una especialidad del territorio femenino; las mujeres analizan con mayor profundidad sobre la compatibilidad de su actividad no hogareña con las responsabilidades familiares al tomar la decisión de asumirlas y presentan mayor sentimiento de culpabilidad en relación al descuido de su hogar y más deseos de abandono de los puestos a pesar de tener a veces mayores aspiraciones a nivel formativo; los varones tienen mayor predisposición a estar expuestos públicamente, la mujer trabaja y construye más desde lo oculto, busca alcanzar los objetivos, a compatibilizar con el equipo de trabajo, a ensuciarse con lo concreto sin que se sienta rebajada. Su participación se caracteriza por su versatilidad, su practicidad, su ejecutividad, su toque de comprensión y su perseverancia.

            Por todo ello, tanto varones como mujeres nos debemos cuestionar nuestras propias prácticas y trayectorias. Asimismo, la equidad de género no sólo implica la ausencia de discriminaciones explícitas a las mujeres o a quienes eligen su sexualidad más allá de la que determina su cuerpo, es necesario modificar los roles de los varones y las mujeres para posibilitar cambios en la cultura social de nuestra comunidad y nuestro pueblo.

            Una vez más brindemos homenaje a todas las mujeres que, realmente motivadas por el ideal de superación respecto de generaciones anteriores, han logrado enfrentar los escollos que se les presentaron para aportar a la construcción de una sociedad mejor. Y también a las que no pudieron porque las barreras que les pusieron fueron demasiado altas.

 

           Esther Galina   

     Presidente de ACIC