Hoy se cumplen 70 años de la muerte de Ana Frank, todo un símbolo de la niñez perseguida por el solo hecho de “ser”. Ana era judía y fue asesinada en un campo de concentración nazi solamente por eso: ser judía. Junto con ella, fueron masacrados 1.5000.000 de chicas y chicos judíos menores de 15 años, junto a centenares de miles de niños gitanos, testigos de Jehová, eslavos, discapacitados.

El nazismo es la guerra, el odio, el horror. Frente a ello, frente a ese tipo de manifestaciones, la Humanidad debe levantar bien altas las banderas de la paz, la convivencia, la justicia, la democracia, la solidaridad.
En un mundo amenazado por el guerrerismo, el armamentismo, la intolerancia, la miseria; donde los gastos bélicos superan en creces a los de la provisión de agua potable, alimentos o medicinas, es imprescindible rechazar cualquier política discriminatoria o de avasallamiento de derechos, especialmente hacia los niños, que son los mas débiles y desprotegidos.

La paz es necesaria para el desarrollo de los individuos, de los pueblos, de la Humanidad. Promover la paz es nuestro deber como seres humanos. Defendemos como quehacer el que las disputas políticas se resuelvan de forma pacífica y se entablen negociaciones constructivas para alcanzar soluciones pacíficas duraderas. Sólo la cooperación pacífica y el diálogo entre pueblos, Estados y naciones garantizarán una paz perdurable y justa.

A todos nos compete, pues a todos nos afecta; no sirve «lavarse las manos» y desentenderse de la cuestión. La paz nos incumbe a todos; la paz la alimentamos y nos alimenta a diario, la invocamos a diario con cada uno de nuestros actos y de nuestros pensamientos, con lo que damos, con lo que compartimos, con como educamos, con las condiciones sociales y económicas que se crean. No queremos la paz silenciosa de los cementerios o de la sumisión; queremos la paz bulliciosa y compleja del trabajo, la creatividad, el actuar de los seres humanos.

Nadie nos puede quitar ese sueño ni tampoco detener nuestra decisión de trabajar en ese sentido. El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) hace suyas las palabras de la dulce Ana de trabajar, sin temor, por un mundo de paz, justicia y esperanza.

Sr. Marcelo Horestein | Secretario
Prof. Daniel Silber | Presidente