En 1967, se libraba en Cercano Oriente, por estos días, lo que denominó como La Guerra de los Seis Días. Un enfrentamiento que puso a Israel contra Siria, Egipto, Jordania e Irak. El resultado fue un triunfo, aplastante, por parte de Israel.

La ocupación, poco después, de la península del Sinaí y Gaza (en poder de los egipcios hasta entonces), de los Altos del Golán (en manos de Siria) y de la franja occidental del río Jordán y de toda Jerusalén (Jordania) selló aquella contienda.

Sin embargo, una vez que se firmó la paz con Jordania y Egipto (una “paz fría”, con poca colaboración mutua), el Sinaí fue devuelto, se desocupó Gaza y Jordania renunció a la soberanía sobre los territorios de la margen occidental del río Jordán, ocupados desde entonces por Israel y sometidos a una política verdaderamente neocolonial.

El paso del tiempo no hizo más que agravar la situación. En la actualidad, la estrategia de Benjamin Netanyahu de fomentar un asedio de manera permanente hacia Gaza y la consolidación de la ocupación de Cisjordania a través de asentamientos impiden el establecimiento de un Estado independiente.

Se trata de una política que tiene implicancias peligrosas para el futuro de la región, incluido Israel. En esa región, lo revolucionario es la paz, justa, esaci detable, duradera, democrática.

Por eso, la Federación de Entidades Culturales Judías de Argentina – Idisher Cultur Farband (ICUF Argentina)

reivindica la postura sostenida desde 1947: dos pueblos = dos Estados, soberanos, independientes, con límites seguros, establecidos sobre la base de la Línea Verde de 1967.