19
JUN
2015

Los Rosenberg

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Un 19 de Junio de 1953 en EEUU fue asesinado por la “justicia” el matrimonio ETHEL GREENGLASS ROSENBERG Y JULIUS ROSENBERG, acusados en espiar en favor de la URSS y entregarles secretos atómicos.

El juicio se manipuló recurriendo a Ley de Espionaje del año 1919, que dictaba pena de muerte para este tipo de delitos en tiempo de guerra.

Estados Unidos no estaba en guerra. También contaban con una “confesión” de David Greenglas, hermano de Ethel. En 1966 David, luego de purgar 10 años de cárcel reconoció de haber acusado falsamente a su hermana y cuñado bajo las amenazas del FBI.

El famoso filósofo existencialista francés Jean Paul Sartre Ilamó a la ejecución de los Rosenberg «un linchamiento legal que mancha de sangre a todo un país».

Los Rosenberg fueron despreciados, presionados infructuosamente a declararse culpables, desprestigiados hasta el punto que sus pequeños hijos, de 3 y 7 años, estigmatizados después de la muerte de sus padres, tuvieran que cambiar sus apellidos para sobrevivir.

Mientras los Rosenberg eran asesinados, EEUU abría sus puertas a cientos de criminales de guerra nazis, su gobierno apoyaba atroces dictaduras en América Latina y Asia, a Franco en España, el Ku Kux Klan funcionaba a pleno y el macartismo –persiguiendo a intelectuales, trabajadores y “sospechosos” de simpatizar con el comunismo- actuaba a sus anchas.

Ethel Rosenberg dejó a sus pequeños hijos en 1953 el siguiente poema titulado

«Si morimos»:

 

Si Morimos

Vosotros sabreis, hijos míos, sabreis
porqué dejamos las canciones sin hacer
los libros sin leer, el trabajo sin hacer
para descansar bajo la grama.

No mas lamentos hijos míos, no más
porque las mentiras y las calumnias fueron montadas
las lágrimas que derramamos y el dolor que nos penetra
para todos deberá ser proclamado.

La tierra sonreirá, hijos míos, sonreirá
y el verde sobre nuestro lugar de reposo crecerá
el crimen finalizará, el mundo se regocijará en hermandad y paz.

Trabajad y construid, hijos míos
construid un monumento al amor y a la alegría
al valor humano, a la fe que guardamos por vosotros, mis hijos, por vosotros.