El 6 de septiembre de 1979, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos llegó a la Argentina para recabar las denuncias por violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura. Por la protección e impunidad que la dictadura brindaba, el relator José María Muñoz trató de desmerecer la presencia del organismo de la OEA y proclamó una consigna deleznable –sabiéndose de quien y donde venía– : “Los argentinos somos derechos y humanos”.

La CIDH se instaló en un edificio en Avenida de Mayo al 700. Fue allí donde recibió 5.580 denuncias durante su estadía en nuestro país. Las colas, largas, de familiares y amigos de las victimas del terrorismo de Estado soportaron de manera valiente las provocaciones, las “apretadas”, la presencia de la Policía y los “servicios” con el solo objeto de presentar testimonios y denuncias acerca de aquello que se quería ocultar.

La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, la Liga Argentina por los Derechos Humanos, Madres de Plaza de Mayo, entre otros organismos, otras 3.000 denuncias que se sumaron al total. Entre quienes estuvieron en esas colas, resistiendo el mal tiempo, los insultos y las hostilidades fueron nuestros compañeros Ángel Grushka y Julio Schverdfinger –miembros del Consejo Directivo de la Federación de Entidades Culturales Judías de Argentina, que llevaron un listado de 800 nombres de amigas y amigos secuestrados, desaparecidos o detenidos.

Julio Shverdfinger –quien no consideró el suyo como un acto de decisión y coraje, sino como una acción consecuente con su pensamiento humanista y su ideología solidaria–, contó que ese listado fue elaborado de manera dolorosa con las confirmaciones e informaciones provenientes de familiares y conocidos de las víctimas, con datos de los medios de prensa, la investigación de organismos de derechos humanos y de algunos partidos políticos.

Sin dudas, fue un acto de bravura, considerando que la consecuencia directa podía ser que ellos mismos fueran nuevas víctimas del accionar de los parapoliciales y del terrorismo de Estado. Para ellos, nuestra honra y nuestro reconocimiento.

Buenos Aires, 9 de septiembre de 2019