07
NOV
2013

Noche de los Cristales Rotos

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Porque era justo

 

«Porque era justo». Esas 3 simples palabras le sirvieron para explicar su conducta a Aracy  Carvalho, una joven diplomática brasileña que durante el nazismo ayudó a muchos judíos alemanes a escapar  de los horrores que les esperaban. No fue una «heroína», un término que se acerca demasiado a la leyenda y hasta al mito. Fue más una mujer justa. Rebelde y desafiante, esa mujer supo ir más lejos que lo que imponían las costumbres. Como muchos otros, Aracy no dudó ni un instante en arriesgar su vida ante el siniestro espectáculo que sucedía delante suyo. No fue la única. La “Kristallnacht” (o Noche de los Cristales Rotos), ocurrida en la Alemania de Hitler, en las noche de 9 al 10 de noviembre de 1938, fue el detonante en su vida  (y en la de muchos) que le dio un sentido mas definido: luchar por la justicia.

 

Desde 1935, las leyes de Nuremberg privaron a los judíos de la ciudadanía alemana y de todo derecho. Se les prohibió el contacto con los arios y se les obligó a portar una identificación. Las leyes afectaban a todos aquellos a quienes el Estado definía racialmente como judíos. Continuaron la violencia y el acoso de las SS y de la policía a los judíos, produciéndose masivas emigraciones. Luego siguió una segunda fase de expropiación, caracterizada por la «arianización» de bienes, los despidos y los impuestos especiales. En 1938 se prohibió a los abogados y médicos judíos el libre ejercicio de sus profesiones y se obligó a que los que tenían nombres de pila no judíos que antepusieran los de «Sara» o «Israel» a los propios, para la identificación. El resultado, distinguirlos.

 

En noviembre, esgrimiendo como excusa el asesinato de un diplomático alemán en París por un joven judío, miembros de las SS y otras formaciones paramilitares –con la anuencia estatal- atacaron todo lo que fuera judío a lo largo de toda Alemania: instituciones, sinagogas, escuelas, clubes, bibliotecas, comercios, casas particulares. Fue lo que se llamó la “Kristallnacht” (o Noche de los Cristales Rotos). El resultado fue de tal magnitud que el mismo Estado hubo de restaurar el orden que el mismo había perturbado.

 

Los judíos fueron considerados globalmente responsables del ataque y obligados a reparar los daños, a indemnizar al Estado alemán por los destrozos y a entregar el dinero recibido a compañías de seguros. Se los excluyó de la vida económica, se les prohibió el acceso a las universidades, el uso de transportes públicos y el frecuentar lugares públicos como teatros o jardines. Esa salvaje correría marcó un antes y un después, un punto desde le cual no fue posible volver atrás.

 

El pasado en sí mismo no explica nada. Pero es la mirada histórica la que nos da herramientas para comprender con lucidez el presente y el futuro.La memoria no es algo inmóvil ni para convertirse en icono sagrado. Recordamos porque al volver a pasar por el corazon (re-cordis), traemos al presente aquello que no deseamos que suceda jamás.

 

Una vieja crónica alemana acerca de las masacres de judíos durante la Ia. Cruzada se titulaba “Cuando los cielos se oscurecen”. Eso fue el nazismo; nosotros trabajamos por cielos claros, soleados y llenos de estrellas luminosas. En la historia reciente de nuestro país hubo demasiadas “Noches de…”: los lápices, del apagón, de las corbatas, de los bastones largos…

 

El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina), en este 75º aniversario de la Noche de los Cristales Rotos la rememora con el solo objeto de, como un desafío, que nuestras conciencias y nuestros corazones se conmuevan e impidamos que ese tipo de hechos –tan salvajes, tan terribles- vuelvan a reiterarse.

 

 

Sr. Marcelo Horestein | Secretario
Prof. Daniel Silber | Presidente