27
ABR
2016

Peisaj

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SALUDO de PEISAJ -PASCUAS-

Del ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina)

A toda la sociedad

 
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Péisaj es quizás, la más importante festividad de la comunidad judía; ella celebra la liberación del pueblo judío de la esclavitud de Egipto. Es la Fiesta de la LIBERTAD y la Fiesta de la LIBERACIÓN.
 
Las tradiciones son como el agua que nos permite nadar por la vida. Son los valores que consideramos necesarios de transferir de generación en generación porque hacen a nuestra esencia. Sería muy duro que perdiéramos la memoria colectiva. El sustantivo “tradición” recoge valores de los que es necesario hablar para promoverlos. Por eso, de alguna manera somos tradicionalistas porque “tradición” quiere decir “transmitir, entregar”. Transmitimos ese legado de Libertad para todos los seres humanos, sea donde sea, sea cuando sea, sea quien sea.
 
Una vieja expresión, metafóricamente dice que “esclavos fuimos en Egipto”. Tenemos la obligación de recordarlo para así ponernos en lugar del que sufre, para ser su amigo, para ser solidario, para compartir su dolor y su pena y nunca para ponernos a defender el beneficio del poderoso, del que somete, del que sojuzga. Nuestro lugar está con el doliente, el que menos tiene.
 
Quizás la salida de Egipto sea una leyenda o una tradición: no importa; lo que vale es que se incorporó a las prácticas colectivas con ese sentido de libertad, de emancipación.
 
La reunión familiar y comunitaria es, por eso, una de las mas gratas a los sentimientos. Incluso, I.L.Peretz señala que en cada una de las casas o de los encuentros, debe haber un lugar en la mesa para el desamparado, el necesitado, el que no tiene.
 
Como nuestro judaísmo es políticamente incorrecto, totalmente apartado de rituales, templos y rabinos, lejos de la institucionalidad “oficial”, pero no de lo profundo de la identidad judía, celebramos poder estar reunidos. La fiesta tiene el objeto de la reunión, y no su contenido burocrático. Y en esa reunión, rescatamos las enseñanzas que nos deja esta festividad, ya que muchos seres humanos son prisioneros de los prejuicios, de la persecución religiosa y política, de las condiciones de trabajo infames, de limitaciones a entrar y salir, de la opresión, de la discriminación. Las cadenas que los atan a ellos nos ciñen a nosotros también, impiden nuestra propia libertad. Entonces, cuando nos reunimos con familiares y amigos, extendemos nuestra reflexión a comprometernos a trabajar por un mundo justo y fraterno.
 
La Libertad se conquista y se construye; nadie nos la regala ni mucho menos. No es un don: es un hacer permanente.
 
Cuando sobre el mundo existen serias amenazas bélicas, cuando el peligro nuclear supera cualquier racionalidad, cuando sabemos que todos los niños quieren vivir y tener un futuro –aquí, en Teherán, Tel Aviv, Nairobi, Gaza, Estocolmo, Shangai, Paris, Tegucigalpa-, cuando la intolerancia se adueña de las acciones, nuestra responsabilidad crece en escala geométrica y nos compromete con la paz, una paz que no sea el silencio del cementerio, sino el ruidoso y desordenado quehacer creativo y seguro para todos, mas allá de quien se sea.
 
Por la paz y la justicia, por la Libertad , por la vida, LEJAIM!!!
Horestein   Marcelo                                                  Prof. Daniel Silber

Secretario                                                                        Presidente