Si es cierto que el secretario de derechos humanos de la gestión Macri, Claudio Avruj, celebró el golpe de Estado en Bolivia contra la administración llevada adelante por el presidente legal y legítimo Evo Morales, los judíos nos enfrentamos, una vez más, ante los verdaderos rostros del fascismo.

Es evidente aquello que decíamos en numerosos Informes a los Plenarios del ICUF de Presidentes y Secretarios e integrantes del Consejo Directivo es realidad: no es necesario marchar con banderas, antorchas y redoblar de tambores, no tener camisas negras o pardas, ni glorificar la violencia racista y discriminadora para ser fascista. Se puede vestir el mejor traje, usar los mejores perfumes, hasta inclusive parecer educado e instruido, pero serlo en esencia, tanto en pensamiento como en acción.

Si es cierto lo que aplaudió Avruj estamos ante una nueva evidencia de que el fascismo, su pensamiento segregacionista, suprematista, violento y fanáticamente prejuicioso queda muy claramente expuesto. Y si se es judío, el problema es doble: más de seis millones de masacrados por el nazismo y unas dos mil voces acalladas furiosamente por el terrorismo de Estado en nuestro país (sin contar las víctimas judías uruguayas, brasileñas y/o chilenas), con su ausencia y su silencio, le harán insoportable el devenir.

Ni por asomo celebraremos la reaparición de cruzados armados de Biblias y espadas; esta cruel mezcla de Torquemada, Hitler y Trump son aliento del infierno, y muy lejos de vientos de libertad. Son tormentas de pesares para los pueblos, de sometimiento, de injusticia.

Y contra ellos, seguiremos dando batalla, como lo hicieron los macabeos, como lo hicieron los sublevados del ghetto de Varsovia y otros ghettos, del campo de exterminio de Sobibor, de los partizanos en bosques y pantanos, de los que no claudicaron frente a la picana.

Seguiremos el ejemplo de Luis Pablo Steinberg, de Santiago Krasuk, de Monica Streger, de Raul Alterman, de Hugo Kogan y Ruben Goldman, los hermanos Epelbaum y tantos otros más. No hacemos de la muerte una consigna. La nuestra es una bandera de luz y de vida.

Marcelo Horestein, Presidente

Isaac Rapaport, Secretario General

Buenos Aires, 15 de Noviembre de 2019